Reynado García Blanco (Sancti Spíritus, 1962) ha desarrollado una amplia labor de promoción literaria en Santiago de Cuba, ciudad donde vive. Tiene
publicados, entre outros libros, Larguísimo
elogio, (1990), Advertencias (in)fieles para escuchar el
pájaro de fuego de Stravinsky, (1992), Reverso
de foto & dossier, (2000) y Campos de belleza armada (2007). Ha recibido numerosos premios.
Vacas con un mar de fondo
A Luis
Felipe Rodríguez y Martha María Montejo
Están ahí. Recostadas sobre el borde azul. Yo las veo. Las
dibujo con una mano y con la otra les digo que volveré. Están ahí. Vacas que
Dios dispone entre la sal y el resplandor. Ellas se hunden muy despacio en el
mar y flotan y mugen y los monteros que saben la costa, los declives, vienen en
caballos oscuros y el sol calienta los cráneos. Están ahí breves y concisas
como tortugas en fuga. Yo las veo, las dibujo, les digo adiós vacas con mar de
fondo mar de Manzanillo, vacas f-1 a litro por tetas vacas que Dios dispone
entre la sal y el resplandor.
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Animal común
He dejado de ir a la Iglesia
y me pongo a regar el jardín en las tardecitas
No recibo cartas que me hablen de la niebla
o de los papalotes encima de los cordeles
Subo
y bajo unas escaleras que no me llevan al cielo
Debo revisar mi cuenta bancaria
quitar el lodo de la puerta
comprar un espejo
Dios sabe estas cosas
y vuelvo al jardín
y tengo miedo.
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Sombras sean pues
Hoy traje a mi casa una pistola
para cuidarme del vecino y las malas noticias
Está junto al cieno de la tarde
y los muérdagos del patio
Sombras van a caer. País con un deseo va de mis manos a los
periódicos. País de levantarnos con un desayuno breve y feliz de esta largueza.
País de tener un amanecer, unos discos de Vivaldi. Unas estaciones para
decirles a los hijos y a los extranjeros que hoy traje a mi cuarto un jazmín
para cuidarme del año que viene, las agriculturas, los eclipses y el mal de
Parkison
Sombras sean pues. País de levantarnos sin desayunar y tener
mucha fe.
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