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viernes, 23 de enero de 2015

En la arena del tiempo


La poetisa e autora de libros de textos de divulgación cultural e histórica Vivien Acosta Julien (Villa Clara, 1938 - La Habana, 2006), publicó: Hombres, dioses y soles, Editorial Gente Nueva, La Habana, primera edición 1979; Tricolor, 
El patio de mi casa, ambos en coautoría con Olga Marta Pérez, Editorial Gente Nueva, La Habana, 1986 y 2011, respectivamente.

En la arena del tiempo -Editorial Unión, 1988, profusamente ilustrado por Zaida del Río- recoge poemas impregnados de una criollísima plasticidad. Sus recuerdos de infancia son abuelo y abuela decimeros y mambises; una casa con muebles de mimbre y patio con flores y árboles. Pero en este libro, también están los poemas de la mujer de hoy, consciente de su momento y su lugar.”

TRES POEMAS AL POETA


I

Entre estas líneas
están tus ojos, relumbrando desde el foso del recuerdo,
la brizna verde de tu sonrisa
apresurada,
y aquellas palabras que nunca nos dijimos.
  

II

No se engañe,
usted es el cambista de ilusiones,
el poeta de las viejas historias
y yo el aprendiz de brujo
que ahora no sabe qué hacer con tanta magia.
Porque están todas esas palabras
que ni usted ni yo sacamos del bolsillo
pero que luego trocamos
por signos que sólo advierten
los calcinados en este oficio sacrílego
de amordazar la vida.
Viva tranquilo, escribiendo sus poemas,
amando a sus mujeres,
o paseando su sonrisa inarrugable.

También puede ser su profesión la cobardía.

III

Si contra toda posibilidad vinieses ahora
creería en la suerte,
esa vieja causante de tantos mitos.

-

HAY FECHAS

Hay fechas que nos cuelgan del recuerdo
y grandes marcos sin imágenes
que esperan una respuesta.
Hay esos días
en que se puede perder todo sin querer
y rodar las paredes con el aliento.
Hay noches de luciérnagas que vagan
y pueden deslumbrarnos
con su ojo fosforescente,
y hay que escapar,
hay que subir puertas y bajar ventanas
y tapiar nichos
que despiden olor a cirios
y pañuelos agitados
que atar a la pata de la cama. 

-

Y, A LO MEJOR

Quizás algún día vuelva allí,
al pueblecito donde me estrenaron
y me siente sobre el barandal del puente
a mirar los techos rojos de las casitas
y los molinos,
y al sol acostarse en las praderas
cuando se escucha el silbato del tren.


Y, a lo mejor, no desee otra cosa.


sábado, 25 de abril de 2009

Imitación de la vida


La poesía de Luis Rogelio Nogueras (La Habana 1945-1985) ha llegado al público en numerosas publicaciones periódicas, antologías y en títulos como Cabeza de zanahoria (Premio David de Poesía, 1967); Las quince mil vidas del caminante (1981); Imitación de la vida (Premio Casa de las Américas,1981); El último caso del inspector (1984); Nada del otro mundo (antología, 1988); La forma de las cosas que vendrán (1989) y Las palabras vuelven (poesía no recogida anteriormente en libro, 1994).

El jurado del Premio Casa habló de Imitación de la vida en estos términos:
“Libro admirable en su variedad y en su unidad, que representa la madurez de la joven poesía cubana, la ruptura de las últimas fronteras entre lo social y lo personal, lo íntimo y lo colectivo. Escrito con destreza, inteligencia y dominio del oficio, el libro de Luis Rogelio Nogueras es una contribución de primer orden a la lírica en nuestro idioma.”

Estos textos, ya clásicos del autor, pertenecen a ese libro. He colocado entre paréntesis la sección del mismo a que pertenecen.

Materia de poesía

Qué importan los versos que escribiré después
ahora
cierra los ojos y bésame
carne de madrigal
deja que palpe el relámpago de tus piernas
para cuando tenga que evocarlas en el papel
cruza entera por mi garganta
entrégame tus gritos voraces
tus sueños carniceros

Qué importan los versos donde fluirás intacta
cuando partas
ahora dame la húmeda certeza de que estamos vivos
ahora
posa intensamente desnuda
para el madrigal donde sin falta
florecerás mañana

(de Ama al cisne salvaje)

Ama al cisne salvaje

ama tus ojos que pueden ver,
tu mente que puede oír
la música, el trueno de las alas,
ama al cisne salvaje
Robinson Jeffers

No intentes posar tus manos sobre su inocente
cuello (hasta la más suave caricia le parecería el
brutal manejo del verdugo).
No intentes susurrarle tu amor o tus penas
(tu voz lo asustaría como un trueno en mitad de la noche).
No remuevas el agua de la laguna no respires.
Para ser tuyo tendría que morir.

Confórmate con su salvaje lejanía
con su ajena belleza
(si vuelve la cabeza escóndete entre la hierba).
No rompas el hechizo de esta tarde de verano.
Trágate tu amor imposible.
Ámalo libre.
Ama el modo en que ignora que tú existes.
Ama al cisne salvaje.

(de Ama al cisne salvaje)

Verso libre

Tú siempre eres libre, verso,
aunque en la rima estés preso;
tienes metro y no por eso
puedo medir tu universo.
Por eso me eres adverso
cuando te ato con cadenas;
mis mañas te son ajenas,
tu poder es absoluto:
tu mandas y yo ejecuto,
yo te escribo, mas tú ordenas.

(de Hay que buscarlo al poema)

Sueño
Los niños, versos vivos
José Martí

Cuando duermes, hija mía
en el alma de la noche
quizá tu sueño derroche
lo que busco, la poesía.
Y luego al llegar el día
despiertas y se te olvida
el poema que dormida
compusiste sin esfuerzo.
¡Y a otros hacer un verso
les toma toda una vida!
(1975)

(de Hay que buscarlo al poema)

Defensa de la metáfora

El revés de la muerte (no la vida)
el que clama por agua (no el sediento)
el sustento vital (no el alimento)
la huella del puñal (nunca la herida)
Muchacha antidesnuda (no vestida)
el pórtico del beso (no el aliento)
el que llega después (jamás el lento)
la vuelta del adiós (no la partida)
La ausencia del recuerdo (no el olvido)
La sombra del silencio (nunca el ruido)
Donde acaba el más débil (no el más fuerte)
el que sueña que sueña (no el dormido)
el revés de la vida (no la muerte)

(de Hay que buscarlo al poema)

domingo, 5 de octubre de 2008

Virgilio era verdad



El dramaturgo, narrador y poeta Virgilio Piñera (Cárdenas, 1912 – Ciudad de La Habana, 1979), publicó en 1969 una antología personal de su poesía con el título de La vida entera. Casi una década después de su muerte, en 1988, fue que apareció Una broma colosal, donde se incluyeron textos escritos en los últimos años de su vida. En 1998 fue publicado La isla en peso, compilado y prologado por Antón Arrufat, quien se expresa acerca del premiado autor de Dos viejos pánicos (teatro), en los siguientes términos:

“No sólo Virgilio Piñera es el narrador y el dramaturgo que conocemos, que conocemos más deficientemente de lo que creemos o suponemos, sino un altísimo poeta, uno de los grandes poetas latinoamericanos. De la llamada generación de Orígenes, Lezama Lima y él constituyen las mentalidades más originales. Y resulta curioso que quien, como Piñera, apenas publicó su poesía, se refugió en la sombra, dejándole el campo libre a Lezama, su gran antagonista, y quizá murió dudando de su valor, aparezca hoy y para siempre junto a Lezama, equiparado al gran poeta de Enemigo rumor. Así de veleidosa es la poesía. Así de imprevistas son las consecuencias de las valoraciones que hacemos de un poeta desconocido.”
Los dos poemas que incluyo aquí aparecieron originalmente en Una broma colosal.
Isla

Aunque estoy a punto de renacer,
no lo proclamaré a los cuatro vientos
ni me sentiré un elegido:
sólo me tocó en suerte,
y lo acepto porque no está en mi mano
negarme, y sería por otra parte una descortesía
que un hombre distinguido jamás haría.
Se me ha anunciado que mañana,
a las siete y seis minutos de la tarde,
me convertiré en una isla,
isla como suelen ser las islas.
Mis piernas se irán haciendo tierra y mar,
y poco a poco, igual que un andante chopiniano,
empezarán a salirme árboles en los brazos,
rosas en los ojos y arena en el pecho.
En la boca las palabras morirán
para que el viento a su deseo pueda ulular.
Después, tendido como suelen hacer las islas,
miraré fijamente al horizonte,
veré salir el sol, la luna,
y lejos ya de la inquietud,
diré muy bajito:
¿así que era verdad?

1979

Un duque de Alba

A Lezama

Por más de veinte años
un duque de Alba
permaneció echado en su cama.
Entre la mugre de sus detritus
y la lepra de un amor desdichado,
veía salir el sol y ponerse,
veía, como una tumba más, la noche.
El aire mefítico que respiraba
mezclado venía con la fragancia
de los azahares de su amada.

A este duque de Alba, tan feliz,
lo envidiamos noblemente,
nosotros, en edad asolada
por la tecnocracia y la desconfianza.
Este duque de Alba tenía un solo
pensamiento, una idea, pero suya.
Lo iba gastando,
y al mismo tiempo enriquecía.
Pero nosotros, en varias camas,
con mugres y millones de lepras,
entre tecnologías dictatoriales,
planes y simulaciones,
ya no sufrimos nada.
Nos permiten tomar pastillas,
y callar.

1972

sábado, 13 de septiembre de 2008

Balada de un tambor

Jesús Cos Causse (Santiago de Cuba, 1945-2007), publicó, entre otros, los poemarios Con el mismo violín (1970), Las canciones de los héroes (1974), El último trovador (1975), La isla y las luciérnagas (1981), El poeta también estaba en la fiesta (1999)...
Con Balada de un tambor y otros poemas, un jurado integrado por Carlos Martí, Raúl Luis y Jesús Orta Ruiz, le otorgó el Premio Julián del Casal de poesía de la UNEAC en 1983.
En una nota a raíz de su muerte, el también poeta Reynaldo García Blanco escribió: “Viejo y amigo Cos Causse ten presente que se ha de volver a la secreta comunión de las palabras para comprender, de una vez y por todas, que el estado natural del hombre es la poesía.”
De Balada de un tambor y otros poemas son estos dos textos:

Elogio a Jorge Hidalgo

A las doce de la noche,
los cimarrones y los güijes
se escapan de los cuadros de Hidalgo.

Entonces comienzan a bailar alegres
con el tam-tam tam-tam de los tambores
una danza de combate y de libertad
y beben un vino que a esa hora la luna
coloca con su humedad en el rocío
y cantan hasta el amanecer en que
regresan
a su silencio azul, a su inocencia trazada,
en fin, a su cárcel de colores.

Me preocupa, de verdad, que un día se
rebelen
y el güije, borracho y guerrero, salga del
dibujo,
y el cimarrón, armado de un pincel,
desaparezca,
y que al llegar Hidalgo, sorprendido,
descubra
un tambor entre llamas y los cuadros
vacíos.

Madrigal para Migdalia

Tan antiguo como el cofre donde una
mujer guarda y vigila
una carta secreta y el retrato de un
místico enamorado.
Eterno como el taburete del viejo, ahora
vacío en el cuarto,
como el bastón con el cual se apoya en la
muerte todavía.

Así el amor: campánula, relámpago,
lámpara, luciérnaga,
barco que navegando a la deriva
encuentra una costa en el Caribe.

A fuerza de recordarte siempre ya sé
tallar
tu rostro de memoria en la madera y en
la piedra.
A fuerza de esperarte tanto salta una
fuente del fondo
de la tierra y sus aguas peregrinas me
persiguen y
desembocan en el Danubio, en el Níger,
en el Mississippi.

A fuerza de soñarte un tambor me
despierta al alba
y mis ojos descubren sobresaltados el
mito que me contaron.

Uno quisiera entonces inventar la lluvia,
construir un tren y una estación en el
otoño,
y esperar la ternura y la vejez en la
ventana.

Así el amor:
un cofre con un recuerdo muy querido,
un taburete para sentarse a pensar,
un bastón para sostenerse en el tiempo.

sábado, 28 de abril de 2007

Poeta en el restaurant

Francisco (Paco, Paquito) Mir (Banes, 1953 - Nueva Gerona, 1998), era uno de esos seres para quienes entre poesía y experiencia vital no hay límites palpables. El buen humor y el entusiasmo proverbial que lo caracterizaban quedaron bien plasmados en la poesía que pudo hacer y publicó: Proyecto de olvido y esperanza, 50 págs., 1981; Las hojas clínicas, 47 págs., 1985; Espacio habitable, 12 págs., 1990; Pianista en el restaurant, 120 págs., 1990.

De este último volumen, ha dicho su editor, Luis Marré:

Pianista en el restaurant, sin soslayar la delicadeza intimista de Las hojas clínicas, nos muestra una apertura hacia temas más impersonales pero tocados siempre de un peculiar —personalísimo— lirismo.”

Estos breves poemas pertenecen a dicho poemario.

OXÍGENO

Tengo el conflicto del pez
que grita una burbuja en su garganta.
No iré a tu boca
mi sitio es la nube que te esconde.

DIALÉCTICA

Me he acostumbrado al blanco
a las sábanas sin ti.
Conozco la miel que resbala
en los límites de la esperanza.
He visto a las hormigas regresar desesperadas
sin sus cargas preciosas
y a los gatos padecer la soledad de los techos.
Viví en el polvo
de allí vengo estropeado por tanto silencio
respiro a pesar de todo
y pronto estrenaré zapatos nuevos.

AVES

Imagínese todo el viento atestado de aves.
Imagínese que usted no cabe parado
ni dentro, ni fuera de la casa
y que un multitudinario aleteo lo aplasta y
aprisiona.
Imagínese que dando vueltas alrededor de la
tierra
no existe órbita, ni atmósfera sino aves
que no existen sonidos sino el chasquido de
picos contra picos.
Imagínese que se abra un hueco, intransitable
por el que sólo pasarán entre todos los hombres
aquellos que sean músculos capaces de la luz.
Imagínese que usted no quepa por ese hueco.

NUEVO TESTAMENTO

Ni un minuto a mi final
viviré porque voy en los árboles y el agua
las flores blancas.
Encontraré a Rimbaud en la profundidad de
una piedra pequeña
cerca del mar, en mi país.
Seguiré tomándole tragos a la botella donde se
hundieron tantas
ideas
y habrá quien me vea cruzar las tres de la
tarde.
Ni un minuto a mi final
que no me aplaudan
quedaré sobre los lirios nombrándolos a todos.

miércoles, 9 de agosto de 2006

Testigo de nuestros días



Alejandro Fonseca (Holguín, 1954), mi viejo amigo Y GRAN POETA ha recibido un número considerable de reconocimientos por su sólida obra: una poesía ajena a modos y a modas, vertical, siempre ascenso. Libros suyos aparecieron en su ciudad natal y en La Habana, Cuba (Bajo un cielo tan amplio, 1986; Testigo de los días, 1988; Juegos preferidos, 1992; Anotaciones para un archivo, 1999), en Madrid, España (Advertencia a Francisco de Quevedo y otros poemas, 1998), y más recientemente en Miami, Estados Unidos, de donde me ha llegado el título que ilustra esta nota, y del cual extraigo, orgulloso, el siguiente breve pero intenso texto:

LO POCO QUE DEL MAR LLEGA

En la escenografía iconoclasta de mi casa
ignoro cualquier complaciente predicción:
transcribo y atesoro aquellos nombres
que todavía desandan por la gruta lamentable.
En la casa comienzo a estrenar los rincones
respiro lo poco que del mar llega
y contra los paredones de la noche
he ido aprendiendo a ejecutar mi sombra.

Este otro poema pertenece a Testigo de los días, "resultado de una rica experiencia poética donde el rumor oculto y lejano de la palabra ilumina lo que el poeta evoca: infancia, amor, familia, ciudad. Todo lo que fue o transcurre. Aguas que confluyen y se transparentan en el poema."

A TRAVÉS DE LA VENTANA

No es la prisa de los árboles
lo que veo a través de la ventana
Árboles y rostros
que se dibujan incontrastables en el cielo

Mi madre a los cuarenta años reía
los amigos y yo
con infatigable paso
anduvimos tras el intento difícil
de decirlo todo

En los libros tocamos
la superficie soberbia
de ciudades donde la guerra
había puesto sus nombres

Contra la noche
esgrimimos las mejores preguntas
Algunos de sus espejos
no fueron precisamente turbios
ni hicieron sospechosa nuestra imagen
Caminos desconocidos
se ofrecieron ante los ojos
en un tiempo en que no vencimos
largas extensiones
El jardín iba quedando atrás
envuelto por verjas enmohecidas
inmenso como para sentirse
fuera sólo por una noche
El jurado que premió Testigo de los días estuvo integrado por Guillermo Rodríguez Rivera, José Luis Moreno y Francisco Mir.

sábado, 5 de agosto de 2006

Escrito sobre el filo


“Escribo sobre la cresta de las palabras. Sobre el filo.”, dijo alguna vez Severo Sarduy (Camagüey, 1937 – Paris, 1993).

El último de los modernos, según algunos estudiosos, además de novelas como De donde son los cantantes, Cobra, y Maitreya, que le dieron merecido renombre internacional, es autor de poemas no menos celebrados como los incluídos en Big Bang y en Un testigo fugaz y disfrazado.
“...como otros desterrados, Sarduy siempre vio a Cuba más allá de Cuba, como una isla que se reproduce en las más distintas latitudes, y por eso no dudó alguna vez en ponerle nieve ni plantaciones de té. Voraz, plural e integradora, su experiencia del mundo fue, en este sentido, una prolongada ‘vivencia oblicua’ al lezámico modo y su obra, no sólo un discurso del bricolage estructuralista sino una sabrosa cocina del ‘ajiaco’, como diría don Fernando Ortiz.”, señaló Gustavo Guerrero, coordinador, junto a François Wahl de “Severo Sarduy, Obra Completa”.

RECUENTO

Ya no soy el de ayer, el tiempo pasa.
Mi verso se ha tornado transparente.
Por las tardes me vienen de repente
bruscos deseos de volver a casa.

La pasión que ensimisma y la que abrasa
se alejaron de mí; ahora es la mente
quien disfruta, nocturna indiferente,
con los cuerpos que el día me rechaza.

No deploro el amor, que me fue ajeno;
sino el deseo, que redime, invierte
y modifica todo lo que toca.

Escrituras, pasiones y veneno
faltaron a mi vida y a mi muerte.
Y el roce de unas manos, y una boca.

MORANDI
Una lámpara. Un vaso. Una botella.
sin más utilidad ni pertenencia
que estar ahí, que dar a la consciencia
un soporte casual. Mas no la huella

del hombre que la enciende o que los usa
para beber: todo ha sido blanqueado
o cubierto de cal y nada acusa
abandono, descuido ni cuidado.

Sólo la luz es familiar y escueta,
el relieve eficaz; la sombra neta
se alarga en el mantel. El día quedo
sigue el paso del tiempo con su vaga
irrealidad. La tarde ya se apaga.
Los objetos se abrazan: tienen miedo.

(De Severo Sarduy OBRA COMPLETA, ALLCA XX, Paris, Francia, 1999)

miércoles, 26 de julio de 2006

Fragmentos a Eloísa


José Lezama Lima (1910-1976), el autor de las novelas "Paradiso" y "Oppiano Licario", es autor, como si fuera poco, de por lo menos tres poemarios sin los cuales no sería posible escribir la historia de la poesía cubana: "Enemigo rumor" (1941), "Dador" (1960) y "Fragmentos a su imán" (1977).

El también poeta Emilio de Armas, en el prólogo a la edición de su poesía que hizo Ediciones Cátedra en el 2000, señaló:

"La obra de José Lezama Lima es una de las más complejas e inquietantes que hayan sido realizadas en la lengua española. Su urdimbre verbal, asentada en la formulación de un sistema poético en el que la imagen aparece como sustancia de la voluntad creadora, atrajo sobre ella, desde el principio, una admiración y un rechazo igualmente apasionados, y levantó un valladar casi infranqueable a la comunicación entre el autor y muchos de sus lectores inmediatos. Afirmándose ante las críticas y la incomprensión que lo acompañaron durante casi toda su vida literaria, Lezama erigió en torno suyo una prodigiosa edificación textual donde la poesía, el ensayo, el cuento y la novela se estructuran alrededor de un centro que, a la manera de esos «agujeros negros» en que parece confluir el Universo, atrae irresistiblemente por su pavorosa densidad."

Mucho se hablado y se hablará sobre la obra de Lezama Lima, monumental, complejísima, única: un canto sin fin a la propia palabra, al acto privado y egoísta de escribir.
ELOÍSA LEZAMA LIMA
Una sonrisa que no termina.
Una sonrisa que sabe terminar admirablemente.
La sonrisa se agranda como la noche
y los ojos se reducen a una pequeña piedra
escondida. Calidad de un mineral
que se guarda en un paño de aceite
milenario: Saber reírse y dar la mano.
Las pausas y los hallazgos de la risa
transcurren con la sencillez de una silla pompeyana.
la mano ofrece la brevedad del rocío
y el rocío queda como la arena tibia del recuerdo.
Ofrecerá así siempre la sencillez compleja de la risa
Y el acuoso laberinto de su mano en el sueño.

(Tomado de José Lezama Lima, Poesía, Ediciones Cátedra, S. A., Madrid, España, 2000; la ilustración de la portada es obra del propio poeta. El retrato del poeta es obra del pintor cubano Mariano.)

domingo, 23 de julio de 2006

NUESTRO CABALLERO


José Martí (1853-1895) es decir Cuba. Su nombre remite a guerras y a prisiones. Su imagen a un espejo en el que todos, sin distinción de credos ni partidos, nos hemos mirado esperanzados, con envidia tal vez, en reiteradas ocasiones. Publicó tres libros: "Ismaelillo", "Versos libres" y "Versos sencillos". Todos, con voz tan personal y poderosa como para que todavía hoy lo sigamos escuchando agradecidos.
MI CABALLERO


Por las mañanas
Mi pequeñuelo
Me despertaba
Con un gran beso.
Puesto a horcajadas
Sobre mi pecho,
Bridas forjaba
Con mis cabellos.
Ebrio él de gozo,
De gozo él ebrio,
Me espoleaba
Mi caballero:
¡Qué suave espuela
Sus dos pies frescos!
¡Cómo reía
Mi jinetuelo!
Yyo besaba
Sus pies pequeños,
Dos pies que caben
En solo un beso!
(De Ismaelillo, 1882)

COPA CON ALAS (fragmento)

Una copa con alas: quién la ha visto
Antes que yo? Yo ayer la vi. Subía
Con lenta majestad, como quien vierte
Óleo sagrado: y a sus bordes dulces
Mis regalados labios apretaba:-
Ni una gota siquiera, ni una gota
Del bálsamo perdí que hubo en tu beso!
(De Versos libres)
Este es el poema XX de Versos Sencillos:
Mi amor del aire se azora;
Eva es rubia, falsa es Eva:
Viene una nube, y se lleva
Mi amor que gime y que llora.
Se lleva mi amor que llora
Esa nube que se va:
Eva me ha sido traidora:
¡Eva me consolará!
El poema XLVI de Versos Sencillos, el último, termina así:
¡Verso, nos hablan de un Dios
A donde van los difuntos:

Verso, o nos condenan juntos,

O nos salvamos los dos!


Árbol de mi alma
(De Versos libres)


Como una ave que cruza el aire claro

Siento hacia mí venir tu pensamiento

Y acá en mi corazón hacer su nido.

Ábrese el alma en flor: tiemblan sus ramas

Como los labios frescos de un mancebo

En su primer abrazo a una hermosura;

Cuchichean las hojas: tal parecen

Lenguaraces obreras y envidiosas,

A la doncella de la casa rica

En preparar el tálamo ocupadas:

Ancho es mi corazón, y es todo tuyo:

Todo lo triste cabe en él, y todo

Cuanto en el mundo llora, y sufre, y muere!

De hojas secas, y polvo, y derruidas

Ramas lo limpio: bruño con cuidado

Cada hoja, y los tallos: de las flores

Los gusanos y el pétalo comido

Separo: oreo el césped en contorno

Y a recibirte, oh pájaro sin mancha

Apresto el corazón enajenado!


lunes, 17 de julio de 2006

EN PLENA DESNUDEZ


Alberto Serret (Santiago de Cuba 1947 - Quito, Ecuador 2000), además de amigo fidelísimo y por qué no mecenas mío, es uno de los grandes poetas que ha dado la isla. Como otros tantos (Lezama Lima, Dulce María Loynaz), es dueño absoluto de la palabra. Cualquier texto suyo, sin temor a exagerar, podría figurar en la mejor de las antologías. Este, pueden creerme, lo he escogido al azar.

Hora de café

Café. Noche aromática que se apura de un trago.
Fuego sordo y tangente quemándome los sesos,
la boca de costumbre, los múltiples excesos
que bebo con deleite. Líquido que deshago

en mi garganta como en el bombín de un mago.
Cayajabos pulidos, disueltos en la taza
y que son el lejano discurrir de una casa,
de una mujer colando café que a nadie pago.

Fuente negra. Azabache. Petróleo que me inunda
como el cinto de cuero pegándome una tunda
con el amor de entonces y del que un día fue...

Sorbo de amanecer que escancian mis hermanos,
para siempre quemándome en la lengua y las manos.
Todo un largo, infinito minuto de café.

(Tomado de En plena desnudez, Editorial Letras Cubanas, La Habana, Cuba, 1988)


Cordeles de humo apareció en 1987, en Ediciones Unión.
“La décima, la cubanísima estrofa, es la forma escogida por Alberto Serret para los poemas que componen este nuevo libro suyo; pero no sólo la décima octosílaba con que nuestros campesinos dicen sus penas y alegrías, sino que el poeta se ha permitido las más inesperadas alteraciones en el metro y la rima. Tampoco encontraremos aquí el cromito paisajista ni la crónica rimada: Serret ha escogido la décima como forma, pero sus temas son los mismos de cualquier otro poeta lírico, a lo que hay que agregar una definida personalidad, que se destaca por su matiz filosófico y señorío verbal.”

ADVIENTO

Veo pasar mi semilla
por el fondo de ese vaso.
¿Será este sueño un pedazo
de silencio o de costilla?
¿Y la onírica varilla
que me flagela brutal?
Serán mi carne y mi sal
disueltos en un doliente
buche de huesos, el puente
que ofrezco a la pesadilla.
O tal vez la maravilla
de un profundísimo abismo;
el tramposo paroxismo
de la tiniebla.
Mañana
¿seré luz, clavo, sombrero...?
La muerte es un perro fiero
con el colmillo irreal
o un vaso de agua vital
por sobre el polvo de enero.

La muerte es un semillero.


PROCEDER

¿Proceder? En forma tal
que no caigan los castillos
interiores. Como el brillo.
Como el trozo de coral.
Sé una racha, el aromal
Entre las prójimas fieras.
No estafes a la quimera.
No te entregues al azote.
Sé grato, como un
islote
para el náufrago que quiera.

lunes, 26 de junio de 2006

Poeta con nombre


No hay, a mi juicio, nombre más alto en toda la historia de la poesía cubana que el de Dulce María Loynaz (La Habana, 1902-1997), Premio Miguel de Cervantes 1992.
César López, en el prólogo a Poesía Completa, escribía:
“La poesía de Dulce María Loynaz ejerce, sospecho, una fascinación que atrae, arrastra, asedia hasta conducir a uno de los más atractivos y grandes peligros del oficio: la interpretación. Y en ese instante del vericueto poético, contra la interpretación: su defensa. O, más bien, su deleite trágico, dramático, agónico. La duda insondable, por paulina, de toda creación verdadera. De toda poesía.”
POEMA CXVII (de Poemas sin nombre, 1953)
Poesía y amor piden paciencia. Amor es espera y sajadura. Poesía es sajadura y espera. Y los dos, una vigilia dolorosa por unas gotas de resina... Esa preciosa, aromática resina que sólo cae muy lentamente, mientras arriba el sol o la ventisca devora la cabeza de los pinos.

AL DESCONFIADO (de Juegos de agua. Versos del agua y del amor, 1947)
Echa tu red en mi alma: Tengo también, debajo de la sal y de la sombra, mi temblor de escamas plateadas y fugaces.

PRECIO (de Versos. 1920-1938, 1938)
Toda la vida estaba en tus pálidos labios... Toda la noche estaba en mi trémulo vaso... Y yo cerca de ti, con el vino en la mano, ni bebí ni besé...
Eso pude: Eso valgo.
(De Poesía completa, Dulce María Loynaz; Editorial Letras Cubanas, 1993)

 
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