sábado, 6 de junio de 2009

Ensenada de Mora

El poeta y editor Alex Pausides nació en Pilón de Manzanillo, en 1950. El público ha tenido amplio acceso a su obra: se han hecho traducciones a diversos idiomas y han visto la luz títulos como Malo de magia (1990), Palabras a la innombrable (1992), Cuaderno del artista adolescente (1993), Habitante del viento (1995), Pequeña gloria (2000) y Canción de Orfeo (2004), todos editados en Cuba, y Me llaman desde algún sitio feliz (Madrid, España, 1998) y La casa del hombre (Toluca, México, 1995).
Ensenada de Mora (Letras Cubanas, 2005), recoge textos originalmente publicados en los primeros cuadernos del autor (1973-1975).

Él mismo los presenta con estas palabras:

“Este libro quiere ser testimonio de mi cariño por el pequeño pueblo fundado a principios del siglo pasado en las márgenes de la ensenada donde nací, y de mi admiración por la vida sencilla de sus gentes, su lengua graciosa y original, y por todo lo hermoso y bueno que a mi alrededor hicieron nacer y que en la memoria agradecida permanece.”

Cintio Vitier, en el prólogo, señala:

“Este poeta quiere volver a la naturaleza de la niñez, y desde ella hablan sus voces, juegan, homenajean a la propia niñez, al amor, a los héroes. Sus palabras anhelan salir a borbotones de la fuente escondida. Sílabas de agua fría del amanecer, chispas en la irradiación nubosa del anochecer, sílabas que no quieren componer un nombre sino serlo en flor. Los tiempos verbales como ráfagas de lluvia. El amor verbal y manual sin distancia. Lenguaje y natura: una familia.”

He seleccionado, con el mismo asombro de hace ya más de treinta años, estos cinco pequeños poemas de Ensenada de Mora:

2

Al destajo olvido el verso
me abro puertas
ventanas
crujo
voy al limpio
voz
menudo vendaval
gajito fresco
Ah mundo amor mío
y qué ofrecerte en tan pequeña bandeja
en tan cortísimo racimo de palabras
qué
si sólo tengo contra ti
y afilados como un labio
mi odio
mi rabia
mi amoroso durísimo candor
Si sólo hablo y hablo
con una décima
en cada peldaño de mi corazón
pájaro suave
finísima brisa untada en tormentas
que sube y baja
al compás del canto
del hombre
y de la tierra

(de Ah mundo amor mío, 1973)

-

Himilce

Te abundo Himilce
Y a cicloncitos de ternura te adivino un rostro
Ah. Y cómo te me escapas cuando canto
Campanillas. Aguinaldos. Serón silvestre en que resbalo niño
Que te me vuelas Himilce en el cariño a chorros
Que te me abres en charquitos de amor aquí en el pecho
Que te abordo y me ahuyentas tojosa música
Ramita bronca de berro
Échale. Zúmbale el cielo azul de Chivirico en los ojos
Y sosténmelo. Y en los labios espuma. Briznas. Salitre
Dienteperro. Montunas de cilantro. Romerillo entre tus
huellas
Ah. Pero dónde. Dónde está aconteciendo
Que te construyo chiguete de sol chubasco mío
Y te me agachas Himilce entre recuerdos

(de Cantazón, 1973)

-

Ay infancia infancia
Tía de mi abrupto alumbramiento
Ramplazo en que un duro viento por la aurora se esparcía
Dice mi madre que al día le nació un pájaro claro
Mi padre dice que un faro encallaba en sus pupilas
Qué mañanas más tranquilas
Chinchilas en mí
Mi amparo.

-

Yo no vine aquí a tristar como todo un trovador
No soy ese ruiseñor que sabe sólo llorar
Ni el que trae a recostar su piel entre el espartillo
Yo soy el rayo amarillo en que estalla el girasol
Basta ya
No sigo al sol
Le paso el canto a cuchillo

-

Ha descendido el polvo en mi memoria
Todo entra en mí tranquilo y limpio
El corazón arde como un poco de paja

(de Arte rupestre, 1974)

-

VII

Me arrimo
A tu sombrita
Madre y qué
Pero qué calma
Vulnera el tendón
De mi aspaviento
Que retoñarme en la boca
La burbuja del cariño
Como aquel que en ojos niños
Vuelve ahora
Uy qué olor pero
Qué oler a Callía
Sube al pecho

Ya caigo
Abierta remembranza
Botija azul que se destapa


IX

Ahí dentro se me anda
Muriendo la tristeza
Yo la llamo le digo
No te asustes pero no
No me escucha le
Restañan los dientes
Pobrecita se le han roto
De cuajo los temblores
A migajas se le pudren
Los huesitos
Que se muere de oscura
Sin batallas
Que la risa
Le alza un estandarte
Que no puede lidiar
Ni convencerla

(de La fronda escrita, 1975)

No hay comentarios:

 
BlogBlogs.Com.Br