miércoles, 21 de octubre de 2009

Duendes que nos habitan


Carlos Jesús García (Holguín, 1950) es poeta y hombre de teatro. Su obra, en ambos géneros, ha sido reconocida más de una vez en varias instancias. Actualmente desempeña funciones relevantes en la UNEAC (Unión de Escritores y Artistas de Cuba) y la Fundación “Nicolás Guillén” en su provincia. Es, además, profesor.
Ha publicado media docena de libros, entre los que vale destacar Toto de los espíritus (Teatro, Premio David 1977), Ediciones Unión, Ciudad de la Habana, 1978; Los duendes que me habitan (Poesía, Premio de la Ciudad 1988), Ediciones Holguín, 1988; Jugando a sí mismo (Teatro, Premio de la Ciudad 1989) Ediciones Holguín, 1989; Sonata del Ángel (Poesía y Teatro) Ediciones Holguín, 2005.
Estos poemas pertenecen a Los duendes que me habitan.

POETA

Para Paco García Benítez

Cuando se desvanecía la tarde
Detrás de la montaña
Una nube le recordó el papalote
Blanco
Sereno


Después se hizo la oscuridad
Y el poeta
Tanteando entre luciérnagas
Pasado el ansia de luz
Sintió por primera vez
El tiempo a sus espaldas

Dice que esta calle gastada
A paso de caminante nocturno
Conoce los secretos del viajero
Sabe el lenguaje
Y la nostalgia del que se aleja

Dice que la desandaba
Sin apuro por la lluvia
con la esperanza de alcanzar el horizonte

Dice
Que nos temblaba la lengua
Que a pesar de las huellas
De la marcha larga
Todavía nuestra espalda
Era una combadura hacia la tierra

Pero él sabía
Que una mañana
Nos levantaríamos
Con el brillo
De los nuevos caminos

Cuenta que en su tiempo
Alguien dijo
Basta de peticiones
Que cada cual haga con su dedo
El más grande círculo
En torno a las estrellas

Mas no bastó el dedo
Ni la mano
Ni las dos
Y comenzó un gran círculo entre todos

Quizás una noche
Cuando el poeta se detuvo ante su puerta
No tuvo fuerzas para llamar
Quizás su puerta
Ya no era su puerta
Ni él estaba parado frente a ella
-
VERÓNICA


Para Nuria

Hubo un largo camino
Que te vio desaparecer
Pero ahora en el mismo lugar
Hay una inmensa avenida

Quizás en estos momentos
No estés mirando desde muy lejos
O es posible que viajes
En un largo tren

Quién sabe si vas en un barco
Rompiendo el horizonte
O acaso estás muy cerca
Esperando la oportunidad
Para taparnos los ojos
De repente

Verónica
La muerte
Es una lenta lira
Que toca a cada puerta
No obstante
Nos encontraremos
Bajo cualquier lejana luz de la ciudad

Qué pasaría si Verónica llegara ahora

Verónica viene
Con los labios cuarteados
Y las manos sucias

Verónica
Hoy perdí mi libro
Ya no sé nada de las cosas tristes
-

DESPEDIDA (fragmento)

Para la muchacha que zarpó hacia Odesa
2


Las aguas te cogerán
Entre rémoras
En su laberinto de estrellas y corales
Lejos habrán quedado los rompientes
La furia de las olas en la costa

Descenderás con la bajamar
y después la pleamar ascenderá tu cuerpo
Y recordarás el último beso
Cuando descubras el pañuelo
Que escapó de tu mano
Y un caballo de coral como de fuego
Guardianes del amor a través del océano

Sucederá entonces la claridad ante mis ojos
En el preciso instante
En que estarás envuelta en la penumbra
Seremos moradores de hemisferios lejanos
Y cuando tú amanezcas
Yo estaré anocheciendo
Luego se hará la vida en esta latitud
Y el barco en que navegas
Será fantasma solitario
En la inmensa negrura
-

ENTRE EL POLO Y LOS ASTROS
Entre el polvo y los astros
El soldado
Es el silencio
Atrás el monte
A un lado las palmas
Acá el mar
Que repite el profundo sonido de sus aguas
Y contra el litoral se deshace en espuma
Lejano rumor de antiguas latitudes

El soldado
Tensos los músculos
Registra el crujido de las hojas
El graznido de un ave
Que echa a volar súbitamente
Y deja un temblor de plumas en la noche
-

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