Alejandro Fonseca (Holguín, 1954), mi viejo amigo Y GRAN POETA ha recibido un número considerable de reconocimientos por su sólida obra: una poesía ajena a modos y a modas, vertical, siempre ascenso. Libros suyos aparecieron en su ciudad natal y en La Habana, Cuba (Bajo un cielo tan amplio, 1986; Testigo de los días, 1988; Juegos preferidos, 1992; Anotaciones para un archivo, 1999), en Madrid, España (Advertencia a Francisco de Quevedo y otros poemas, 1998), y más recientemente en Miami, Estados Unidos, de donde me ha llegado el título que ilustra esta nota, y del cual extraigo, orgulloso, el siguiente breve pero intenso texto:
LO POCO QUE DEL MAR LLEGA
En la escenografía iconoclasta de mi casa
ignoro cualquier complaciente predicción:
transcribo y atesoro aquellos nombres
que todavía desandan por la gruta lamentable.
En la casa comienzo a estrenar los rincones
respiro lo poco que del mar llega
y contra los paredones de la noche
he ido aprendiendo a ejecutar mi sombra.
Este otro poema pertenece a Testigo de los días, "resultado de una rica experiencia poética donde el rumor oculto y lejano de la palabra ilumina lo que el poeta evoca: infancia, amor, familia, ciudad. Todo lo que fue o transcurre. Aguas que confluyen y se transparentan en el poema."
A TRAVÉS DE LA VENTANA
No es la prisa de los árboles
lo que veo a través de la ventana
Árboles y rostros
que se dibujan incontrastables en el cielo
Mi madre a los cuarenta años reía
los amigos y yo
con infatigable paso
anduvimos tras el intento difícil
de decirlo todo
En los libros tocamos
la superficie soberbia
de ciudades donde la guerra
había puesto sus nombres
Contra la noche
esgrimimos las mejores preguntas
Algunos de sus espejos
no fueron precisamente turbios
ni hicieron sospechosa nuestra imagen
Caminos desconocidos
se ofrecieron ante los ojos
en un tiempo en que no vencimos
largas extensiones
El jardín iba quedando atrás
envuelto por verjas enmohecidas
inmenso como para sentirse
fuera sólo por una noche
El jurado que premió Testigo de los días estuvo integrado por Guillermo Rodríguez Rivera, José Luis Moreno y Francisco Mir.
1 comentario:
Agradezco mucho tus palabras. Desearía pensar que tengo las cosas claras, y cuáles son mis límites, pero no es así. Soy un ser bastante confundido y, así, com Samuel Bequett, en algunas declaraciones que dió, siento que dentro de mi vive un ser asesinado, muerto... Y sabes, yo no deseo hacer nada por él, ese es su destino: no ser, no existir... Así como el mío.
Elvis Mendoza M.
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