Aislada noche (Letras Cubanas, 2005) ha sido presentado al lector con estas palabras:
“La muerte, el dolor, la angustia, el descubrimiento de lo desconocido y la confrontación con la noche constituyen los temas fundamentales de este poemario. Universo imaginativo pero con una fuerte carga vivencial, que transcurre desde la negación más profunda de la realidad y todo lo que le rodea hasta su definitiva e inexorable aceptación. Escritura auténtica y de profunda sensibilidad humana, Aislada noche recrea la incesante búsqueda interior del hombre para poder reconocer finalmente y con mayor lucidez el mundo exterior.”
XVII
Alta la noche del alcohol en cada lengua.
Borrachos manchados de impotencia
acompañados caen
giran
cantan
(un veneno de sus pechos quieren extraer)
buscando una locura no mentida.
Y son como perros vomitando en el alba.
Y son como ratas debajo de algún banco.
Y son también ellos cagados de palomas.
Y son también cualquier cosa.
Mas todo esto mañana.
Hoy es alta noche. Vivir es ser sediento.
Hoy es la noche primera. Pero sólo el éxtasis
de un borracho prohibido atrapa lo que muere.
L
Se derrama la noche invernal y enciende su oscuridad
como una mancha en lo alto: hondo estanque
sin orillas donde los perros se fornican la Luna
subidos en sus perras. La copa de un árbol danza
con la brisa. Los caminos del Sol desvanecidos
se igualan. Y el tiempo surreal asume y abandona
prontamente. Su palabra es fiebre de palabras:
grávido lenguaje del deseo. Mi madre duerme.
Gira la Tierra entre dos crepúsculos. Yo velo
su sueño. Con una copa de sombra a cuestas.
Y aproximo el noviembre inicial que autoriza
este juego donde la madre se vuelve criatura
pequeña para el hijo. La presencia del sueño
en la noche todavía no es cierta. Solo es presente
y cierto un manto de negrura aéreo y líquido
donde los rostros adquieren rasgos más benignos
y la mirada late transparente y lúcida.
LII
Cuando el lenguaje que designa lo futuro
nada signifique, y se haya liberado cualquier
íntimo gesto, y al universo en mis pupilas
sienta renacer (sabiendo el poder del tiempo
que nos integra y gasta), y abarque la insalvable
realidad que nos condena, y el espacio
que habitamos densamente sea posible,
yo a ti, lector futuro, te negaré porque agotas
la salvaje plenitud que se me escapa.
LIII Isla
Estoy subido en una isla y no lo sé.
Escribo desde una isla en pleno viaje
que mi mano articula. Estoy silbando en una isla
nacida del mar o de otra isla que se cree planeta
y navega cargada como un arca. ¿Desplazando adónde
sus formas poderosas de polvo reunido al azar?
¿Rumbo a las peñas de cuál desastre común?
Las estrellas no saben. Nadan en el cuello
fecundo de la noche. Que parece abrirse a todo
y todo acepta porque todo es isla. Como el amor
y el odio: islas escogidas del deseo. Y como todo aquello
que se une para estallar y volverse a unir.
También los amantes. Que permanecen aislados
uno del otro. Jugando con la carne ajena.
Solo para sí: isla y mar. Tierra y agua.
Gruta marina y volumen de oro penetrando a ella.
Todo es isla por un instante.
Y cada instante que se aleja forma un siglo.
Y cada isla que navega ya lo es.
Y cada instante busca su isla
para ser poseído o negado
en esta derivación sin pausas del existir.
No sé si el viento bate a mi favor.
Yo braceo.
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1 comentario:
Fenomenal este poema. Gracias. Beatriz
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