domingo, 31 de agosto de 2008

Un ejercicio al aire libre

Nara Mansur Cao (La Habana, 1969) es poeta y dramaturga. Su primer poemario, Mañana es cuando estoy despierta, fue publicado en 2000 por la Editorial Letras Cubanas, la misma que en 2004 editó Un ejercicio al aire libre, donde la autora “...se desdobla ante el lector: por un lado, deviene personaje teatral y, por el otro, espectadora de sus actos (o tareas) cotidianos. No da explicaciones, se pregunta, se deshace, se recompone y dilata las situaciones dramáticas. Así, aun escudándose a ratos en la ironía y en la intertextualidad, no puede ocultar su deseo de pertenencia: a una casa, una ciudad, un país...”
De Un ejercicio al aire libre son estos dos poemas.

Tu leche de luna masculina

Mi boca se llena de óxido de no besar
las rodillas son como bisagras y suenan
por el agua muerta que bebo
por las reverencias de los corderos
que me denuncian al final de la fiesta.
Hay quienes cantan con la pureza de los infiernos.
Quiero estar a la altura de la pureza de los infiernos.
Quiero estar a la altura de la habitación que llevo
dentro de mí:
con vista a un jardín pequeño.
Tengo aliento de cuarto vacío
de cama marcada, hundida por un solo cuerpo
de soledad sonámbula soli loqueando
en un perchero de aluminio ninguneado.
Tengo olor a “confesión en el barrio chino”
a comadreja de oficina
a almuerzo de comedor obrero.
Quiero que vivas en mi casa
quiero una boda boba babeante
quiero ser la mujer sin rodillas, sin bisagras
la que nunca camina hacia atrás como el cangrejo
la que convierte las infidelidades en interruptores de luz
en aires acondicionados nocturnos.
Amo tus ojos porque reconozco el milagro
pero es más terrible el efecto de tus ojos vacíos
tus ojos muertos
tus ojos a través de los párpados cerrados.
Tanto cielo bajo tu párpado cerrado.

Del diario al dossier

Uno quiere tiempo y no sólo extractos de flores.
Uno quiere la soledad del paciente autobiografiado.
Uno quiere a una sola persona.
Uno quiere un camino, un destino
una, dos, tres, cuatro barbaridades juntas
separadas de la piel y de la mente.
Uno quiere decir basta.
Uno quiere concentración y tiene una dosis de veneno.
Uno imagina que todo pasará, que sólo es añoranza
divanes comunes.
Uno se tuerce un pie, se arranca una uña.
Uno deja pasar a los personajes célebres
en busca de una partícula de riesgo auténtico.
Uno quiere ser el mejor y el más completo.
Uno excusa los errores ajenos hasta con una incierta
dosis de placer.
Diariamente
sueña la muerte que más ama.
Uno quiere comprar algodón para la sangre futura
evitar el cansancio filial, las congestiones.
Uno imagina el tiempo, la belleza alejada aún.
Flores azules frente a mi puerta
silenciosamente limpias.
Uno quiere hacer un aparte
decir algo desde el deseo.
Uno quiere acumularse como sensación
solamente.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Guillermo, me han encantado tus blogs, agregaré un link en el mío. De hecho, uno de mis objetivos es ese, tener contacto con los artista cubanos diseminados por el mundo. Gracias por leerme.
Dagmar

 
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