jueves, 20 de julio de 2006

CONTAMINADO POR LAFFITA


Ramón Elías Laffita (Baracoa, 1968), POETA, con mayúsculas, "cree en la cicatriz que deja el verso." Y en consecuencia escribe, consciente de que "el sitio de cada hombre está en ese hueco/ en esa cuerda donde se puede ver el precipicio."
Este hombre cree en la cicatriz que deja el tiempo, diría yo, con redundancia y todo.
Tengo dos pequeños cuadernos de Laffita conmigo: "Las tribulaciones de Adán", de 1991, y "Contaminados por la sombra", de 1998.

Del primero, editado por Ediciones El Mar y la Montaña, al cuidado de Rebeca Ulloa, se ha escrito en la contraportada: "Este libro se destaca por la coherencia formal y por su seriedad y desenfado. Los versos van tocando y entrando en conceptos, pero nunca hermetizan el poema. [] Hay en este libro un eco vibrante que transita de extremo a extremo."

De "Las tribulaciones..." es este poema:

DESEQUILIBRO

Temo que esta sed cubra los cristales
la casa vieja
el jardín
y el agua ya no sea sostén en la garganta.

Que todos coman frutas rojas
y después no sepan escapar de lo terrible.

Temo ante la silla que soporta mi peso
ante el vivo y el loco ilusionista
cómplices del desequilibro
y la sequedad de la sombra.

Temo por las siete vidas de los gatos
por los jugos que derramé sobre la cama
boca arriba
como fiera.

En fin
temo que el viento se derrumbe
y me caiga encima la balanza.

Contaminados por la sombra
, publicado por Ediciones Extramuros, es "poesía de gran intensidad en la que el poeta se busca incesantemente a través de elaboradas imágenes, de ingeniosos tropos. Poesía contaminada por la agonía existencial que brota en la palabra y comunica una fuerte carga emocional." El libro recibió el premio Luis Rogelio Nogueras 1995. El jurado estuvo integrado por Rafael Alcides, Emilio García Montiel y Pedro Marqués de Armas.

El siguiente texto es de Contaminados por la sombra:

RUINAS

1
La penumbra viene herida por la sombra. Imperdonable sonido en el que todo se concentra, donde sólo la luz se vuelve pantanosa. Detrás del bosque están sus ruinas y un castillo sitiado. No creo merecer tanta muerte.
Después de todo los escombros son parte de la sombra y de la penumbra que cae como cuchillo sobre la noche.
Siento caer la lluvia. Siento el arenoso ruido del mar.
Hay una casi total oscuridad detrás de los candelabros encendidos. Alguien me toma de la mano. Pues ya la lámpara del cuerpo no son los ojos.

2
La noche está quieta.
El mar está quieto.
Entre silencio y silencio toda la sal del mundo.

3
Sobre la casa el sol, la niebla. Sobre la piel las quemaduras.
No hay fuego peor. Ni llama que alce más claridad. Sobre la casa un imperio. Y sobre la piel una prisión a la que estaremos por siempre condenados.

No hay comentarios:

 
BlogBlogs.Com.Br