martes, 25 de julio de 2006

La Reina cómplice


A Reina María Rodríguez (La Habana, 1952) se le amó siempre por diversas razones. Por una de ellas, su poesía, recibió, además, varios, importantes recocimientos. Poesía sencilla, próxima, donde brillo y mancha se miran en el mismo espejo, fieles al hombre próximo, sencillo, al que se deben.
Aquí les dejo un texto ya "clásico" de la autora:

REMORDIMIENTOS PARA UN CORDERO BLANCO

no me puedo librar de ese ojo
que mira desde el cuadro
mis imperfecciones.
toda mi culpa de vivir
y querer
inventándome.
me estoy buscando
y tengo miedo
casi un miedo fanático
de haber sido cómplice
inacabada
porque también sonreí cuando quería matar.
mis mentiras son sueños
agua que no nadé
y este vicio
este vicio de mariposas
un solo día volando sin cesar
luego polvillo oscuro sobre las violetas.

perdóname ojo de mi cordero adolescente
si en estos años te engañé
y pude ser
diferente.

(De Para un cordero blanco, 1984)

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